El ballet es
una danza clásica cuya representación se desarrolla de manera grupal
sobre un escenario. El concepto, de origen francés de acuerdo a lo indicado en
el diccionario de la Real Academia Española (RAE), también se utiliza para nombrar a
la compañía de bailarines y a la música compuesta para este
tipo de baile.
En
su formato clásico, el ballet exige al bailarín el dominio completo de
su cuerpo. Por eso los
expertos sugieren que los potenciales bailarines aprendan ballet a temprana
edad (desde los seis años) debido a que, de lo contrario, les resultará muy
difícil llegar a controlar sus movimientos con el nivel de precisión que exige
esta danza.
Por el esfuerzo que requiere el perfeccionamiento y la
capacidad de concentración que se necesita para la ejecución de los pasos, es
habitual que el ballet se considere como una forma de vida para quienes lo practican. El desafío es
conseguir que, sobre el escenario, todos los músculos y las partes del
cuerpo se muevan en absoluta armonía, algo que requiere de mucho ensayo y
entrenamiento.
Las bailarinas de ballet, deben ser capaces de
desplazarse apoyándose sobre las puntas
de los dedos de sus pies. Para esto cuentan con zapatos especiales,
aunque lo esencial es que desarrollen una enorme fuerza en
los músculos de la pantorrilla y de los pies.
Uno de los beneficios del ballet es el profundo desarrollo de
toda la musculatura del cuerpo, además de la potenciación de la conciencia
temporal y espacial que se desprende de los años de entrenamiento. Los
bailarines son personas especialmente esbeltas y sus movimientos suelen ser muy
coordinados, incluso mientras realizan actividades cotidianas. Además, la
flexibilidad que se obtiene de la práctica no se pierde en la adultez.
Entre los compositores más famosos de música para
ballet se encuentran Piotr Ilich
Chaikovski (1840-1893), Ígor Stravinski (1882–1971) y Richard Strauss (1864-1949). Del conjunto de bailarines es
posible destacar a Rudolf Nuréyev, Julio Bocca y Mijaíl Barýshnikov.
Este arte, de una gran sofisticación y una elegancia que
provoca un cierto respeto al mencionar su nombre, se originó en las cortes reales a comienzos del siglo XVII. En su
forma original, los bailarines debían usar zuecos de madera y largas faldas;
así como ciertas cuestiones técnicas que hacen al
entrenamiento, la vestimenta ha evolucionado, aunque la esencia del ballet se
mantenga intacta.
Uno de los puntos fundamentales de la práctica de cualquier
deporte o disciplina física es el calentamiento: los bailarines deben respetar
los ejercicios previos sin excepción, para evitar lesiones de
variada gravedad. Antes de cada sesión, por lo tanto, es obligatorio estirar
los músculos durante un mínimo de diez minutos; del mismo modo, al finalizar es
necesario hacer movimientos complementarios para adaptar el cuerpo a las
acciones normales, como ser caminar.
Los zapatos de ballet son un icono de este arte, y deben
usarse durante toda la práctica. Existen diferentes tipos y estilos, por lo
cual se recomienda pedir asesoramiento a un experto. Con respecto al tamaño,
debemos escoger los más ajustados pero evitar que corten la circulación de
los pies.
En pocas palabras, la dificultad del ballet ya se aprecia a la hora de comprar
el calzado.
También es importante vestir de forma adecuada para
entrenar. En este caso, las prendas deben ser ajustadas pero cómodas; no se
aconseja bailar con ropa holgada, ya que es necesario poder visualizar en todo
momento la posición de cada parte del cuerpo frente al espejo. Este último
elemento, el espejo, es quizás el compañero eterno del bailarín, ya que en el
ballet el objetivo es alcanzar la perfección,
algo que solamente se puede perseguir refinando los pasos cada día.
Nueva entrada! A petición de un comentario, aquí está lo que es el ballet. Espero que os guste!!!
ResponderEliminarSi queréis me podéis pedir que suba entradas sobre el baile que queráis, lo subiré encantada.
ResponderEliminarSI....
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